domingo, 9 de febrero de 2014

Ortografía real 2.



Pues esta foto la he tomado al Centro Cívico de Torreblanca, cívico debería tener tilde aunque esté escrito en mayúsculas.
Es un error muy común.

jueves, 6 de febrero de 2014

Ortografía real.

A insertar le falta la "r" final y no lleva tilde.
Vídeo lleva tilde.

Había más falta de este tipo repartidas por la página, pero ponerlas todas sería ser ya un poco repetitivo...

miércoles, 5 de febrero de 2014

COMPLEMENTO DE RÉGIMEN ¿Quedamos?

Siempre hablaban de salir en bici, pero no coincidíamos nunca.
Mi madre decía: "siempre podéis contar conmigo"
Un día, Ieobá llamó diciendo que estaba pensando en quedar esta tarde para montar en bici. Mi madre aceptó y quedaron cerca de las marismas, en un pequeño camino.
Cuando llegó la hora, mi madre me dijo: -Prepárate, Pedro, que ya nos vamos.- y yo le pregunté como si no hubiera escuchado la conversación que mantuvo con Ieobá: - ¿A dónde, mamá? Mi madre me miró con cara de asombro y me dijo: -¿Pero no te lo he dicho?- Y yo dije: -No.- Mi madre sonrió sarcásticamente y me dijo: -Bueno, si no te lo he dicho es porque te vi escuchándonos.- En ese momento pensé: "Vale, me ha pillado."
Cogimos nuestras bicicletas y las subimos a la baca del coche, y tras asegurarlas bien, nos montamos en el vehículo y mi madre arrancó.
Tras cinco minutos de camino me dijo: -¿Por qué me mentiste antes, hijo mío?

Continuación del poema de "El Conde Arnaldos".

Para cuando el Conde Arnaldos
volvía en sí una vez más,
estaba ya en la galera
mas no la podía dejar.

Pregúntole al marinero
la causa de ese pesar
cuando éste le respondiera
por poco se cae al mar.

Mas si no cayera  fue, 
un aviso del pesar.
Díjole el marinero
"Quién sube no baja más"

Respondiendo el Conde Arnaldos
"Pues yo de aquí he de bajar"
Riéndose el marinero
y comenzando a cantar.

ORACIONES IMPERSONALES Estruendo.

Llovía mucho. La gente se quedaba en sus casas. Sólo algunos se aventuraban a salir a la calle.
Era enero, por lo que resultaba habitual que helase. Se respiraba un aire frío y húmedo.
De repente, una luz cegadora despistó a la gente, que acto seguido se taparon los oídos, debido a un fuerte estruendo. El suelo tembló, algunos se cayeron, otros se tiraron, pero pocos quedaron en pie.
Unos segundos más tarde, la gente comenzó a levantarse y a comentar lo sucedido, cuando una segunda luz los cegó. Quedaron perplejos, esperando el segundo estruendo, pero éste no llegó.
Poco a poco, empezaban a relajarse cuando inesperadamente se oyó el ruido. Esta vez, más fuerte que el anterior.